"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte" (Leonardo Da Vinci).
Pensamientos vagos. Así nomás. Creo que hay dos tipos de seres humanos: ocupados y de los otros. Un par de líneas para referirme a éste último grupo. Digamos que el tiempo ocioso, que es tiempo al fin, hay que administrarlo. Entonces, justo ahí aparecen los desarrolladores de programas para este tipo de gente, individuos que le escapan a la vida real y concreta, almas solitarias que sin una PC con conexión a Internet pierden el sentido de la vida.
Primero fue Second Life que, como su nombre lo indica, es una especie de vida virtual paralela que se desarrolla en Internet de alta velocidad y con gráficos 3D al estilo "sistema de multijugador masivo online" (MMORPG, el de los jueguitos de Playstation), bien enferma la cosa, ¿no? En esta comunidad los usuarios se crean avatares y viven las 24 horas del día, literalmente hablando lo digo. Mucha platita para los creadores del sistema ya que los "habitantes" de SL compran cosas y para ello tienen que adquirir moneda virtual (Linden dollars) que se paga con moneda real (dólares verdes estadounidenses... esos que acá se pagan a $3,45 cada uno). Creo que algo anda mal en el mundo si existen más de 16 millones de personas que se loguearon a la plataforma en los últimos dos meses. ¿De qué crisis mundial me hablan si acá hay gente que canjea dinero real a una tasa de cambio fija y que hasta pugna en remates por tierra virtual (esa que no se toca con las manos)? Increíble, ¿no? Yo no sé qué decir. Bah... sí. Que hay chicos que no comen, ¿se entiende?
Después hay otros desarrollos de la famosa Web 2.0 (¿?) dirigidos a hombres y mujeres con deterioros de personalidad, que son esclavos de la generación de contenidos y de la híper conectividad. El ejemplo más gráfico es el famoso "marcador de estado" llamado Twitter. Una reverenda pelotudez que se hizo de muchos adeptos. La gracia es contarle al mundo (a "tu propio" grupo de seguidores) qué corno estás haciendo. Ojo... no vale mentir. Hasta cuando vas al baño tenés que avisar vía Twitter. Los usuarios criollos hasta crearon un verbo para esta acción: "tuitiar". De no creer, ¿no? Parece un juego de infantes... pero no lo es. La mayoría de los usuarios cuenta varias décadas. Otra vez la misma ecuación: mucha platita para los creadores del sistema (Twitter Inc., de Jack Dorsey). Este desarrollo, que se esparció como un virus, no tiene nada de nuevo. ¿Cuál es la diferencia entre el mensaje de estado de Twitter y el que poseen, por ejemplo, el MSN (plataforma cerrada de mensajes) o el Facebook (barra de estado en la página principal)? Ninguno. Pero se ve que es cuestión de seguir con la vida paralela... esa que permite crear otra personalidad, o varias a la vez.
No tengo nada en contra de la gente que acumula horas frente a un monitor, pero jamás la voy a entender. Porque me da la sensación de que ese es un territorio de farsas, con pocos vínculos con la realidad. Es algo que raya con la desesperación, ¿no? Se escribe poco y se oculta mucho.
Me duele el pecho, creo que me está por dar un ataque cardíaco. Ok, lo subo al Twitter y después llamo a la ambulancia, ¿quedamos así? No sea cosa que alguien después diga que no sabía nada.
Repito: Y sí... hay chicos que no comen. Ellos no están en Second Life, seguro que no. Y seguro que tampoco explotan bombas como en India. ¡Por ahora! Ya nacerán los terroristas en 3D.
Una aspirina por favor.
viernes, 5 de diciembre de 2008
La comunicación que enferma
miércoles, 3 de diciembre de 2008
La odisea de transitar por la ciudad
Vivo en la provincia de Buenos Aires, en el conurbano. De haber tenido domicilio en Capital Federal (o en la Ciudad Autónoma), hubiera votado a Mauricio Macri. Basta, hecha esta aclaración me permito hacer algunos enunciados lógicos sobre las nuevas disposiciones -de ese territorio- en lo que a circulación vehicular se refiere: ¿A qué mente brillante se le ocurrió prohibir el giro a la derecha en Rodríguez Peña y Paraguay? Digamos, ¿cuál es la finalidad es esta normativa? Lo analicé centenares de veces, paradito ahí en la equina, y aún no comprendo el sentido del cambio.
Otro cazabobos aparece en Bulnes y Las Heras. Allí, de repente, la calle se convierte en "exclusiva" para buses y transporte público. ¿Por qué? ¿Se vuelve más angosta la avenida? No, claro que no. Ahora bien, si uno trata de eludir Santa Fe y circula bien abierto (carril rápido) por Las Heras... ¡paf! Un ejército de agentes de tránsito te hace señas para detener tu marcha y redactarte una infracción.
Seguro que hay más ejemplos... porque este batallón de empleados de tránsito (oficialmente se los denomina "brigadas", de verdad) debe "trabajar"... y no cuidando plazas ni otros espacios público de la Capital Federal (que bastante mal están, por cierto).
Pero la inteligencia humana tiene estos desvíos. Yo las llamo antinomias de la razón. Porque ni ellos saben explicarte en qué se fundamentan los cambios del orden vehicular.
Una perlita más: el disfraz que usa esta gente. Con gorras rectas y chalecos, todo a cuadros. Se parecen a los antiguos policías británicos, sólo les falta hablar en inglés (bah... seguro que ni saben. Esa sería una buena estrategia para evitar el diálogo, tirar palabras en idioma extranjero, ¿no?). Pero bueno... la indumentaria y quienes la usan corren por cuenta de los porteños. Y después resulta que el presupuesto no alcanza. ¡Así no!
N d R: Si algún funcionario del área de Desarrollo Urbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires leyó este post, por favor deje un comentario al pie del mismo y de manera gratuita le ofrezco una hora diaria de mi tiempo para contribuir a la causa desde la perspectiva de un simple conductor que trata de entender el origen de los cambios arriba descriptos.